En la imagen, de izquierda a derecha, Kate Sharma, Anthony Bridgerton y Edwina Sharma

¡Hola, lector o lectora! Si has llegado hasta aquí, es que tú estás tan fascinada con los Brigderton como yo

Confieso que nunca había leído romántica hasta que El Duque y yo cayó en mis manos en un club de lectura. No era un género que me atrajese y sus clichés me echaban para atrás. Sin embargo, en ese momento estaba atravesando un bloqueo lector y ese libro me sacó del atolladero. Fue una lectura tan amena y ligera que tiró de mí hacia las letras de nuevo. Sus personajes carismáticos, el manejo de la tensión sexual y el punto de humor fueron los aspectos que me cautivaron. Si quieres leer mi reseña de El Duque y yo, pincha aquí.

Aunque solo he leído los cuatro primeros libros (voy a la par con el club de lectura), Netflix me ha hecho una faena con la adaptación de los dos primeros, porque me han obsesionado todavía más que los libros de Julia Quinn. Aquí abajo te cuento por qué.



1. Una puesta en escena espectacular.

Trajes vivarachos, una estética inspirada en la regencia pero con un extra de brillo y fastuosidad, flores por doquier, mansiones en la campiña inglesa, joyas, pelucas desmedidas, apetitosos tés y pasteles,  teatros, clubes, paseos a caballo… Un festival de opulencia y color. En los libros, las descripciones no son demasiado detalladas, así que la serie gana con todo este esplendor visual.

La reina Charlotte con su perro y sus damas de compañías, todas ellas con vestidos blancos y dorados y pelucas blancas, en un salón decorado en todos rojos y dorados.


2. Un casting poco conocido pero  comprometido con la historia.

Aunque los actores y actrices de Los Bridgerton no se contaban entre los más conocidos de la industria salvo excepciones, la química entre ellos es una maravilla. No hay más que ver esas miradas entre Daphne y Simon o la tensión entre Anthony y Kate.

Algunos personajes, como Simon, me han gustado más en la serie que en los libros, ya que me han parecido más consistentes y mejor construidos.

Simon y Daphne se miran con ternura en un baile.


3. Un misterio que te acompaña desde el minuto uno.

Aunque en la serie la identidad de la maravillosa Lady Whistledown se revela mucho antes que en los libros, su trama no desmerece gracias al contrapunto de la reina y su tira y alfloja para posicionarse como las arquitectas de la alta sociedad.

La revista de lady Whistledown


4. Un punto de vista más feminista.

La serie da un paso más allá que los libros en este asunto. Desde la escena de la primera temporada de Daphne descubriendo su propio cuerpo a la rebeldía de Eloíse o a la desgarradora escena del parto de Violet Bridgerton en la segunda, el guión apuesta por un enfoque más actual.

Eloíse leyendo el panfleto de lady Whistledown y riéndose.


5. La música.

Ese punto de modernidad que te comentaba antes se manifiesta también en la banda sonora. La serie abraza estos pequeños anacronismos para conectar con un público más juvenil, dejándonos temazos icónicos en clave de cuerdas. Miley Cyrus, Madonna, Maroon 5, Billie Eilish… ¿Quién diría que sonarían tan bien a golpe de violines y clavicordios?

Además, el resto de la banda sonora también es maravillosa, con temazos como este.

Kate y Edwina bailando.



6. La tensión sexual.

Porque la clave de que te tragues un capítulo tras otro es esa tensión que casi se puede cortar con un cuchillo, esas miradas, caídas de parpados, roces de manos, labios que se acercan pero no se juntan… ¡Que se besen de una vez, por favor!

Eso sí, en los libros hay una buena dosis de tensión sexual y también más sexo que en la serie, por lo menos en la segunda temporada.

Anthony y Kate en un baile tocándose las manos.


7. Un mundo con escasas preocupaciones.

Los Bridgerton solo nos muestra la cara amable de la vida en la Inglaterra de principios del siglo XIX. No se enseña la pobreza, las enfermedades que acababan con la gente de forma precoz, la insalubridad de ciudades como Londres, nada de eso. Tanto en los libros como en la serie, los problemas se reducen a cómo casar a tus hijas e hijos, escoger nuevos vestidos para los bailes y decidir en qué apuesta pierdes tu fortuna esta vez. El contexto político y socioeconómico de la época se desdibuja en favor de las historias individuales del vizconde y compañía. Si buscas una lección de historia, aquí no la vas a encontrar. Sin embargo, los Bridgerton son una distracción ideal para evadirse de las preocupaciones del mundo real, que no son pocas en los últimos tiempos.

Anthony y Benedict en la barbería.


8. Una propuesta inclusiva.

Aunque otra vez resulte anacrónico tener una aristocracia negra o asiática en la Inglaterra del siglo XIX, nos importa un pepino. Ya hemos dejado claro que los Bridgerton es una serie a la que no le preocupa salirse de su propio molde en algunos aspectos, y creo que esa es una de las claves de su éxito. En mi opinión, su casting variado es uno de sus mayores atractivos. ¿Te imaginas un duque más emblemático que Regé-Jean Page o una Kate más fabulosa que Simone Ashley? Yo no. ¡Viva la diversidad!

Eso sí, no esperes encontrar lo mismo en los libros, en los que todos los personajes son blancos.

Lady Danbury y Simon intercambiando una mirada.


9. Un buen timing.

No nos olvidemos de que cuando se estrenó la temporada 1, el mundo estaba recluido en sus casas debido a la pandemia. ¿Qué mejor para evadirse que pasear por los jardines de Aubry Hall, tomar el té en las mansiones más selectas de Londres o menear las caderas en coloridos salones de baile?

Los Brdigerton y las Sharma juegan al Palo Mallo


¿Qué es lo que te enamora a ti de los Bridgerton? ¡Cuéntamelo en comentarios!

Si, como yo, no puedes esperar a que se estrene la tercera temporada de la serie, en Titania ediciones tienes todos los libros a tu disposición.

Cati Calo

¡Hola! Me llamo Cati y soy una mezcla de meiga gallega y escritora en proceso de aprendizaje. Hago reseñas sinceras y escribo historias en Wattpad. Autora de Crónicas de galedia.

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